(1/52) Volver

Mariano V. Osnaya
2 min readJan 18, 2023

--

Empiezo de nuevo. Ya no diré que este año prometo lograr el reto. Hace mucho le dije a Idalia que ya no iba a prometer tanto porque, por lo común, siempre quedo mal. Diré, solamente, que procuraré subir un texto cada semana para no retrasarme.

El año pasado me quedé en el texto sobre las polillas (vino uno después sobre el sindicato géminis) que pensé agregar al fanzine sobre la pizarra mágica (aún en preparación). Ese texto funcionó a modo de cierre de varias cosas y para abrir otras. Nueva temporada decía al final. Y así fue.

Es mi nueva temporada con Andrea. Así sucede en los sitcoms: siempre aparece, casi por azar, une nuevx personaje (un crush, un viejo amor o alguien totalmente nuevo que resulta ser un acontecimiento que definirá al personaje), el cual reactiva el arco dramático del protagonista. Así siento que me pasa. Es difícil saber qué va a continuar, lo cierto es que es algo que anhelaba desde hace tiempo. Marcela me recordó en el análisis que el tema de mi soledad había sido recurrente en varias sesiones. Soledad de pareja, de tener a una compañera, de estar con alguien, estar en el sentido de Spinoza, con todo todo el cuerpo y con todos los afectos de éste. Eso no elimina la neurosis, pero es posible recorrerla por la tangente o sobrevolarla.

No había vuelto a escribir porque para estar hay que ausentarse de varios sitios o tomar distancia. No había vuelto a escribir porque, en mi caso, no es una necesidad hacerlo, sino un impulso que va y viene, una ansia que se apaga de pronto o surge en cualquier momento. En mi caso, de nuevo, no es un hábito y no he podido en todos estos años naturalizarla. Me da la impresión que así le pasa un poco a Ivan, siempre termina escribiendo aunque diga por enésima vez que lo dejará de hacer. Una intermitencia, una intervención, una disonancia dentro del discurso diario o del que nos contamos siempre. Una interrupción. Escritura asmática como la de Lezama Lima.

Se trata, ahora, de un experimento: practicar la escritura como interrupción pero ya no en función de la soledad, la neurosis o el duelo, o sí, pero desde otro lugar. Un lugar en el que ya me encuentro acompañado por Andrea y por el resto de la manada (lxs amigxs, ya saben quien son). En fin, la escritura como elogio al amor.

--

--